Adolescencia en Barcelona hacia 1970
Adolescencia en Barcelona hacia 1970, escrito en clave generacional, es el primer ejercicio memorialístico de Laura Freixas. He aquí las contradicciones de una joven escindida en múltiples sentidos: lingüístico, familiar, cultural, social y sexual. Escisión lingüística: la generación catalana nacida en los 50 creció sometida a una situación confusa: el catalán carecía de escritura y lectura, de modo que podía utilizarse en la vida diaria, pero no disponía de reconocimiento escrito. Era un lenguaje privado, no una lengua pública. De modo que para muchos, para Freixas, el castellano, siendo catalanes, fue su lengua materna, la de los primeros palotes, las más tempranas lecturas. 50 años después esa situación, que nadie eligió y sí sufrió, no encuentra la menor comprensión política.
A esa escisión la novelista suma otras: los padres de la escritora procedían de clases sociales muy distintas, burguesía catalana frente a inmigrantes castellanos. La escisión cultural se explica no sólo por el binomio catalán-castellano, sino por su formación en el Liceo Francés donde la realidad española se contemplaba con desdén. La escisión social inspira los mejores pasajes del libro, sugiere que Freixas pronto se vio a sí misma como un ser desclasado, lejos de las niñas pijas de su clase, y obsesionada por conseguir un reparador éxito académico. Pero tampoco la ambición encontraba todavía los cauces adecuados cuando se trataba de una adolescente, en 1970 (por encima de los conocimientos, las aptitudes y el deseo sexual estaba la necesidad de ser formal, no exigida a los hombres). El libro nos plantea pues la experiencia de una mujer que creció en un permanente divorcio. Y sobre él reflexiona lúcidamente. Quizás por la relevancia de su ejercicio, Freixas valora la palabra escrita como nunca lo había hecho hasta ahora.