La perra de Alejandría
La protagonista ubicua de esta novela es la ciudad de Alejandría, la más inquieta y cosmopolita del orbe mediterráneo a comienzos de la era cristiana, donde Pilar Pedraza escenifica magistralmente un tiempo convulso, inicio de la decadencia de la gran metrópoli, rubicón del auge del cristianismo que habría de acabar con siglos de tolerancia y eclecticismo cultural.
La ciudad de Alejandría se prepara y engalana para celebrar las fiestas dionisiacas. Una mañana aparece muerto El Rubio, misterioso personaje que vive en la calle como un indigente, aunque es considerado en secreto por los cofrades dionisiacos como una encarnación del dios, ensartado en un grueso y largo palo. Este crimen en el que se puede ver un macabro reverso de la crucifixión cristiana achacado a la guardia del obispo, provocará una tormenta de episodios sangrientos y venganzas que acabará de un modo sorprendente, fantástico e inquietante, al mas puro estilo de la autora