Tenía que sobrevivir

Detrás de esta historia real de un médico muy poco ortodoxo permanece su encuentro pasado con la muerte.

Un chico de diecinueve años de edad, estudiante y jugador de rugby, embarca en un avión con otros 40 pasajeros, compañeros de equipo con varios miembros de su familia, con destino a una competición deportiva en Chile en octubre de 1972. En el medio del vuelo, en uno de los tramos más inhabitables de los Andes, el avión se estrella. Después de una prolongada búsqueda, los pasajeros y la tripulación se dan por muertos. Después de todo, es ya finales de octubre y, con temperaturas bajo cero, el peor de los vientos del invierno y la nieve ya en marcha, la supervivencia en esas montañas sería poco menos que un milagro.

Setenta y dos días más tarde, dos jóvenes, de 19 y 22 años de edad, bajan de esas montañas vivos. Uno de ellos es el estudiante de medicina llamado Roberto Canessa. Cuando los jóvenes llegan a una aldea, nadie que han descendido desde donde ellos dicen. Finalmente, convencen a las autoridades a regresar con ellos, y cuando el grupo de búsqueda llega, a caballo, descubren lo imposible: 14 supervivientes más, para los que Roberto se había convertido, por necesidad, en un médico en la montaña.