Una mujer insignificante

No hay perdón posible. ¿A quién pedirlo? La narradora lo intenta, pero se rinde: contar la vida de quien guardó su intimidad como un tesoro es, lo sabe, un acto impúdico. Sin embargo, lo hace. Y no se perdona.

Todo comienza con una carta que cruza el océano y rompe la aparente calma de un hogar. Lo que sigue es un desorden luminoso de vino, música y risas que, poco a poco, deja al descubierto las heridas y frustraciones de una mujer que nunca fue la más importante para nadie. Esa mujer es la madre.

Catalina Murillo narra esta historia al oído, con una voz cercana, cómplice, que transforma una experiencia íntima en un espejo colectivo. Su prosa, inteligente y sensible, conjuga corazón y cerebro, humor y dolor. Sin dramatismo ni cinismo, emergen los grandes temas: la relación madre-hija, la “hijidad” y la pregunta que persiste en cada generación: el amor —qué fue, qué es, qué será.